martes, 26 de febrero de 2019

La experiencia vivida

Tal como señala la madre del feminismo blanco, mi bien amada Simone de Beauvoir, en el segundo tomo del clásico Segundo Sexo, lo titula de esta manera. Y así es como quiero empezar la mesa redonda que tenemos en unas horas en la ciudad de Zaragoza. Estoy profundamente agradecida, de que se me haya incluido en una mesa de expertas en trabajo sexual, trata  de personas y feminismo. Os voy a contar, siguiendo el existencialismo que inundó las obras de la Simone, como relatos de importancia y atención de las autobiografías. Así, contaré como desde la explotación por fin un día pude llegar a esta mesa a hablar con todas vosotras. Viniendo de una historia como la de cualquiera trabajadora sexual migrante latinoamericana, que su discurso ha sido cuestionado y sancionado. Cómo, a pesar del tráfico, de la trata, de la explotación como toda ser humana igual que mis compas de burdel, intenté sobrepasar, las situaciones límites en pos de un desarrollo personal y bienestar. De cómo a fuerza de coño, como muchas de vosotras, busqué la libertad interior a a pesar de las escenas que cómo películas a veces pasan por mis ojos recordando esas épocas cuando era una migrante sin papeles ( ahora tengo un buen pasaporte rojo) y de cómo a pesar de gritar, de dialogar con muchas personas, buenistas, se me criminalizó cuando no tenía el pasaporte rojo, y como se me victimiza, llevandose las manos a la cabeza, todas estás personas que entusiasmados hacen academia, ciencia y mamoneo con nosotras, cuando les cuento mi entrada en Europa, solo por que las lentes que traemos puestas vienen de lados opuestos del Atlántico.
Qué por más que instó decir, lo hice, sí, lo hice por que quería no solo pan, sino rosas, por qué quiero terminar mi doctorado, por que quiero que mi niña vaya a al universidad que quiera a estudiar y mi madre tenga una casa después de limpiar toda la mierda blanca durante 15 años por un sueldo de mierda y un maltrato racista, se me sigue insistiendo que eso no debía pasarlo nadie. Si, no debe pasarlo nadie, pero lo pasamos millones y solo importa victimizarme, es lo mejor para todos. Por que una sudaka, ha de estar en la esquinita, sentada y callada, esperando la caridad de sus madres y padres blancos, por que, en su interior, les tambaleó su buenísimo y sus sueldos si hablamos nosotras y que lo hablemos de una manera en que entendemos que la vida es así, porque queda bien guay ayudar. ¿ayudarme a qué? he cruzado un océano sola, ¿os parece que necesito ayuda? ¿Os parece que esta hija de Diosas aztecas fuerte y guerrera necesita de ayuda?
Ese es el objeto a rescatar, y no, no quiero que me rescaten, ni soy ningún objeto de caridad blanca cristiana, mi coño y yo siempre juntas, así es como he llegado hasta esta mesa.

Hasta más tarde

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