lunes, 25 de febrero de 2019

Oda al cine mexicano

Ayer que fue la entrega de los tan deseados Oscar´s,  Roma, una de las favoritas no ganó como mejor película, estuvo a punto, pero visto desde una perspectiva justa, ya en las pasadas ediciones los cineastas mexicanos se han hecho con la estatuilla a la mejor película, el año pasado fue La forma del Agua del maravilloso Guillermo del Toro, en el 2015 Birdman de Alejandro González, el cine mexicano en Hollywood, ayer otra vez fue reconocido y este reconocimiento no tiene su origen de hace diez años, sino de hace muchos más.
Como es habitual de este lado del mundo tener una visión de si mismos bastante idealizada y hacia adentro, cayó por sorpresa que el cine mexicano se posesionara dentro de la industria más fuerte del mundo que es la estadounidense, pero no es una sorpresa, el cine mexicano lleva toda la vida incursionando en Hollywood a la vez que siempre ha potenciado la industria del cine, y esto quedó clarísimo después de la revolución y es indudable que ser los vecinos de los hollywoodenses ha influenciado en la forma de empujar y trabajar la industria del cine mexicano, dentro de la desgracia de ser el vecino del país más poderoso del mundo, también tiene sus ventajas y una es que la República está al tanto de todos los avances en este caso cinematográficos, con esto no quiero dejar de lado o invisibilidad, ni mucho menos el talento de los artistas mexicanos que ayer, una vez más fue reconocido a nivel mundial.
En 1939, durante la segunda guerra mundial la industria cinematográfica de Estados Unidos y Europa recibió un gran golpe, ya que los materiales, anteriormente destinados a la producción de cine ahora estaban destinados a la nueva industria armamentista. Muchos países empezaron a enfocarse en la realización de películas de guerra, dejándole la oportunidad a México, de producir películas comerciales para el mercado mexicano y latinoamericano. Este ambiente cultural favoreció el surgimiento de una nueva generación de directores y de actores considerados hasta la fecha, iconos en México y en los países hispanohablantes.
Los nombres supongo que todos los conocen, pero sin duda una figura clave polémica e inolvidable es el gran director Emilio Fernández, apodado como el Indio, debido a sus marcadas facciones heredadas de su madre Kikapú, nativos originarios de México y USA,  y casi puedo jurar,  que es el gran abuelo de todos estos grandísimos directores.
Pero no sólo fue el director por excelencia del cine de oro mexicano y digo director por excelencia por que retrató los sentimientos, saberes y quereres de la revolución y como corría en esos tiempos (y en actualmente en el México de hoy también) se estaba en el reencuentro de una identidad, mestiza, más indígena que Europa, donde México le da la espalda al Atlántico y lo que hay después de él, para concentrarse en sus mares, montañas y ríos colmados de secretos escondidos por los conquistadores, dando luz a un cine maravilloso, que refleja una identidad y originalidad, totalmente en oposición al arte cuadrado y lineal europeo.
Un dato curioso, por si no lo sabían, el modelo de la estatuilla del Oscar es el Indio Fernández
En 1928, el director de arte de la Metro-Goldwyn-Mayer, Cedric Gibbons –uno de los miembros fundadores de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas– supervisó el diseño del premio a partir de un boceto en papel. Gibbons tuvo la necesidad de un modelo para su estatuilla, entonces su futura esposa, la actriz mexicana Dolores Del Río, le presentó a Emilio. Renuente al principio, Fernández finalmente se convenció de posar desnudo y crear lo que hoy se conoce como el Oscar.
Y también humildemente, soy nieta e hija de todo este despilfarre de creatividad y belleza
Continuará…

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